viernes, 5 de octubre de 2012

La forma del gobierno del Islam no es monárquico

La forma del gobierno del Islam no es monárquico. No acepta el modelo monárquico de gobierno ni se le asemeja.

El mando del sistema monárquico es un gobierno heredado en donde hijos heredan la autoridad de sus padres de la misma manera en que heredan su herencia. En el sistema de gobierno islámico, en cambio, no existe el concepto de gobierno heredado, si no que el liderazgo es sostenido por cualquiera a quien la Ummah le haya dado el pacto de lealtad (bay'ah), de buena gana y selectivamente.

La monarquía le concede ciertos privilegios al monarca y derechos exclusivos para su persona, y lo posiciona por sobre la ley y no es puesto a contabilidad ante nadie. Se le presenta como símbolo de la nación, en donde él posee pero no gobierna como los monarcas de Europa; ó posee y gobierna, e incluso se convierte en una fuente legislativa, y por lo tanto se encarga de los asuntos de la gente como él lo desee, como los reyes de Arabia Saudita, Marruecos y Jordania.

En el sistema islámico en cambio, no se le da al Khalifah o Imam ningún privilegio especial o derechos, y es tratado de la misma manera que cualquier ciudadano de la Ummah. No es símbolo de la Ummah, en dónde posee (el país) y no gobierna, ni es un símbolo que gobierna y se encarga de los asuntos de la gente y el país como él lo desea. El es un representante de la Ummah en gobierno y poder, en donde la Ummah lo elige y le da el pacto de lealtad (bay'ah) de buena gana para que implemente la shar'a de Alá sobre ella. Está restringido en todas sus acciones, juicios y el encargarse de los asuntos de la Ummah y sus intereses por las leyes divinas.

Por lo tanto no hay príncipes herederos en el sistema de gobierno del Islam. Islam aborrece la herencia en el gobierno y prohíbe que el poder sea transmitido por legado. El Khalifah solamente asume el gobierno cuando la Ummah de buena gana le da el pacto de lealtad.

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